LOS 4 GRANDES TIPOS DE LIDERAZGO DE UN ENTRENADOR
A raíz del hecho de que el entrenador de los Golden State
Warriors, Steve Kerr, de dejarle el mando a uno de sus jugadores en un tiempo
muerto (http://www.marca.com/baloncesto/nba/2018/02/13/5a82f268ca4741f7548b459b.html) en la entrada de hoy, vamos a hablar de las 4 grandes formas de liderar un
grupo para un entrenador. Probablemente haya tantas formas de liderar como
entrenadores, ya que por simple naturaleza humana se tiende a hacer prevalecer
un estilo u otro, pero en general pueden encuadrarse en estos 4 tipos:
autoritario, democrático, permisivo y persuasivo.
El estilo
autoritario se caracteriza por una jerarquía, un orden y unas normas
muy marcadas y muy claras, así como los castigos. Todo el peso de la toma de decisiones recae
en el entrenador, que decide cuándo y cómo se debe actuar, así como otro tipo
de cuestiones organizativas. A pesar de
que normalmente se asocia el estilo autoritario a un mal entrenador, este
estilo tiene sus ventajas, como por ejemplo que al tomar la decisión una única persona,
esta decisión es más rápida que si la tomasen más personas. Además, al estar
centrado únicamente en el entrenador, en parte libera de tensión y
responsabilidad a la plantilla, que puede dedicarse únicamente a jugar. Como desventajas,
este estilo tan marcado genera tensión en la plantilla, al verse continuamente
recibiendo órdenes, lo que puede provocar continuos enfados. Por tanto, podría ser útil en aquellas
situaciones en las que sea necesario “arrancar” y tomar una dirección firme.
El estilo democrático, a
diferencia del autoritario, se caracteriza por hacer partícipe al grupo de la
toma de decisiones y otros aspectos. Un entrenador democrático gusta de
preguntar y consultar a la plantilla cuestiones como normas, horarios de
entrenamiento,… Lógicamente, al hacer partícipe al grupo, aumentan sus
sentimientos de cohesión y de pertenencia al grupo, fomentando la orientación
social del liderazgo y así está demostrado que aumenta la motivación de los
jugadores. También al contrario que en el estilo autoritario, la toma de
decisiones es lenta y eso hace que se pueda demorar la decisión final o que
puedan aparecer divisiones. ¿Cuándo puede ser útil este estilo?
En aquellos períodos en los que el nivel de exigencia de la competición sea
medio-bajo y tengamos tiempo para votar, debatir y decidir sin que el tiempo
nos apremie. También a tener en cuenta
es el problema de la distorsión de rol: que se les consulte a los jugadores no
debe hacer que se confunda el rol.
El tercer estilo es el estilo permisivo o “dejar hacer”,
caracterizado por apenas inmiscuirse en las decisiones grupales, simplemente
garantizando las condiciones mínimas necesarias para que el grupo funcione. Es
uno de los estilos más difíciles de aplicar, debido a que supone ceder mucha
autoridad al grupo y eso requiere saber utilizarlo. Como ventajas, ofrece
mucha confianza a los jugadores, lo que aumenta su confianza, permitiendo
también liberarse de presión y facilitando sus momentos de autogestión. A su
vez, las ventajas pueden convertirse en sus desventajas, ya
que aplicado demasiado tiempo, los jugadores pueden comenzar a preguntarse
dónde está la autoridad del entrenador, siendo además muy difícil cambiar a
otro estilo. Por tanto, este estilo puede ser útil en equipos en los cuáles el
grado de responsabilidad de sus jugadores es alto y en situaciones concretas,
no manteniéndolo demasiado en el tiempo.
Por último, el estilo persuasivo es el
estilo más orientado a las relaciones individuales, basándose más en la
influencia que en el poder, tratando de convencer al jugador de aspectos
concretos. Como ventajas, puede empezar a generar actividad en grupos a
los que no conseguimos llegar de manera directa pudiendo llegar a ese grupo a
través de un jugador concreto (el capitán, por ejemplo). Además, es posible que
en el grupo existan jugadores que necesiten de una atención especial por
motivos de idioma, adaptación, nivel de juego o cualquier otro aspecto,
favoreciendo la relación jugador-entrenador. Las desventajas de
esta relación tan individual es que puede llegar a desgastar al entrenador, por
el hecho de estar continuamente pendiente de ese jugador, llegando a generar
además una situación de dependencia del jugador ( no saber qué hacer cuando no
tenga al entrenador). En general, es apropiado en situaciones especiales con
ciertos jugadores o con grupos cerrados, pero nos apropiado utilizarlo durante
demasiado tiempo, ya que también es necesario que el jugador descubra sus
soluciones.
A modo de conclusión, normalmente se tiende a hacer
prevalecer un estilo u otro por nuestras características de personalidad, pero
la clave está en la capacidad de adaptación, ya que no existe el estilo de
liderazgo perfecto, sino el más adecuado para cada situación y grupo.